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Silencio incómodo

Foto: Sistema de escape Akrapovič para Porsche 911       Créditos: Franko Klinge

Silencio incómodo

El diseño acústico es un nuevo desafío para la industria automotriz pues se trata de una gran oportunidad para crear una característica propia del vehículo.

Los primeros automóviles eran máquinas extrañas que llamaban la atención por el ruido y la cantidad de humo que producían, asustando tanto a caballos como a transeúntes.

 

Pronto, la presencia de estos se hizo masiva y su ruido pasó a ser parte del paisaje urbano. Mediante las carreras, este ruido se convirtió en sonido y en parte de la identidad de las marcas, en una característica de diferenciación y hasta en un símbolo de estatus.

 

Dentro de sus muchas configuraciones se pueden identificar motores con sonidos muy característicos, como el sólido bóxer de 6 cilindros de Porsche, un rabioso V12 de Ferrari o un burbujeante V8 de gran cilindrada típico de un muscle car estadounidense; sin olvidar al modesto bóxer de 4 cilindros del popular VW Escarabajo.

 

Conocedores del valor del sonido del motor como argumento de ventas y a consecuencia del downsizing, los fabricantes han invertido muchos recursos en su optimización, instalando incluso sistemas especiales para resaltarlo hasta llegar, en algunos casos, a un sonido de motor “artificial”.

 

Con la masificación del vehículo eléctrico que a bajas velocidades no produce un sonido apreciable mientras se traslada, llega un silencio incómodo, muy favorable a la reducción de emisiones acústicas pero muy peligroso para los peatones. 

 

Por esta razón los fabricantes están obligados a poner algún tipo de sonido a sus vehículos eléctricos cuando éstos circulen por debajo de los 30 km/h. A velocidades superiores se puede advertir perfectamente su presencia.

 

Este diseño acústico es un nuevo desafío para la industria automotriz pues se trata de una gran oportunidad para crear una característica propia del vehículo, haciéndolo reconocible y creando a la vez un vínculo con el usuario. 

 

Dado que no existe necesariamente un punto de partida (el sonido no tiene necesariamente que parecerse al de un motor de combustión interna) las opciones son infinitas y también son muy diversas las ramas profesionales participantes, que pueden ir desde ingenieros de sonido hasta músicos o psicólogos.FK




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