Foto: Mercedes-Benz 190E 2.3-16      Créditos: Mercedes-Benz Group AG

Senna vs. Lauda

Una interesante ocasión para comparar directamente la capacidad de manejo de los pilotos, al conducir vehículos de serie en igualdad de condiciones.

Inaugurado en 1927, el circuito de Nürburgring, con sus poco más de 20 km de subidas y bajadas, así como de numerosas curvas, albergó hasta 1976 al GP de Alemania de la Fórmula 1. Año en que Niki Lauda sufrió su terrible accidente.

 

Con la intención de mejorar la seguridad y albergar futuras competencias de Fórmula 1, se construyó un recorrido totalmente nuevo utilizando únicamente la recta principal del Nürburgring y teniendo en cuenta los nuevos estándares de seguridad.

 

Para la inauguración se realizó, en mayo de 1984, una competencia de doce vueltas denominada Mercedes Cup que también sirvió como promoción del nuevo Mercedes-Benz 190E 2.3-16. Un sedán deportivo con motor de cuatro cilindros, normalmente aspirado, 2,3l de cilindrada y 16 válvulas, que desarrollaba 185 CV. Una cifra nada desdeñable para la época. 

 

Fueron invitados a participar pilotos de Fórmula 1, entre los que se encontraban figuras como Niki Lauda y Alain Prost, compañeros de equipo de McLaren y candidatos al título mundial de ese año, así como otros experimentados pilotos de la categoría entre los que se contaban varios excampeones.

 

Los vehículos de serie, ligeramente modificados (equipados con sistemas de seguridad, suspensión y neumáticos de competencia) se encontraban en igualdad de condiciones. Así que era una interesante ocasión para comparar directamente la capacidad de manejo de los participantes.

 

Bajo una leve lluvia, Alain Prost partió desde la Pole pero no fue él quien se puso rápidamente en la punta, sino un empeñoso y talentoso joven brasileño de 24 años que recién comenzaba en la máxima categoría y que luego haría historia en ella.

 

Ayrton Senna reemplazaba a su compatriota Emerson Fittipaldi que no pudo asistir a la prueba, y partiendo desde el segundo puesto no tuvo inconvenientes en hacerse con la victoria. Incluso pudo desarrollar una pequeña ventaja sobre su más cercano competidor, Niki Lauda, que había superado al resto de competidores partiendo desde la última fila. Tercero llegó el piloto argentino Carlos Reutemann.

 

Me puedo imaginar la decepción de los organizadores cuando se supo que el ganador de la prueba era un piloto prácticamente desconocido entre tantos famosos, puesto que el vehículo vencedor (con el nombre del piloto a los cuatro costados) iría a formar parte de la colección del museo de Mercedes-Benz de forma permanente. 

 

Como siempre, el tiempo se encargaría de poner las cosas en su lugar y ahora Mercedes-Benz tiene una pieza única: un vehículo ganador, pilotado por una leyenda como Ayrton Senna. Más aún cuando este no llegó a ser piloto oficial de la marca de la estrella.FK

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