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Foto: Guía de rutas de Alemania. ADAC 2002/2003        Créditos: Franko Klinge

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Todavía recuerdo mis primeros viajes en auto por Europa, mucho antes de la llegada de los sistemas de navegación. 

Estamos tan acostumbrados a utilizarlos que ni nos damos cuenta de ello y son tan parte de nuestras vidas que a veces ni siquiera recordamos el tiempo antes de su existencia. 

 

Los sistemas de navegación han llegado para quedarse y nos facilitan mucho la vida, pero como todo tipo de ayudas también nos van quitando capacidades y, hasta cierto punto, nos hacen dependientes de ellas.

 

Todavía recuerdo mis primeros viajes en auto por Europa, mucho antes de la llegada de los sistemas de navegación. Había que planear los viajes muy bien y con antelación, escogiendo la ruta a seguir y buscando puntos de referencia en el camino para tener una idea de cómo se iba avanzando y si se estaba yendo por la ruta correcta. De noche o bajo lluvia intensa era fácil desorientarse o incluso perderse.

 

Las guías de rutas venían impresas en un gran cuaderno y obviamente no se podía graduar la escala según se necesitara. La única ayuda en cuanto a tráfico eran los reportes por radio. 

 

La capacidad de reacción y la flexibilidad eran limitadas en comparación a la actualidad, sobretodo si uno se encontraba en algún lugar donde no conocía las rutas alternativas.

 

Conocer la ruta y el entorno es especialmente importante cuando se transita por la red de autopistas alemana, la famosa Autobahn, puesto que estas están orientadas de acuerdo con los pueblos o ciudades que se encuentran en la ruta y no de acuerdo con los puntos cardinales, como en el sistema norteamericano de autopistas.

 

Actualmente, y de la mano de los sistemas de navegación, hemos dejado atrás todos esos inconvenientes y podemos viajar más relajados, con la certeza de que estamos en el camino correcto, conociendo de antemano la ruta óptima y la duración del trayecto. 

 

Todo esto es mucho más práctico, pero uno va perdiendo el control de la situación y la noción de por dónde transcurre el viaje.

 

El siguiente paso es el manejo autónomo en el que ya sólo seremos pasajeros. 

 

Esa es la dirección en la que avanza la tecnología, pero de alguna manera, al mismo tiempo, vamos perdiendo algo del espíritu explorador que surgía cada vez que planeábamos una travesía con la guía de rutas en mano.FK



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