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Sopa de tomate

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Foto: Latas de sopa de tomate Campbell, arte pop      Créditos: Andy Warhol

Sopa de tomate

La sopa de tomate, enlatada en la escena artística mundial.

La sopa de tomate enlatada, que ha alimentado a generaciones de estadounidenses, fue inmortalizada en la década de los años ‘60 del siglo pasado a través de la obra artística de Andy Warhol, uno de los principales exponentes del arte pop norteamericano.

 

Esa misma sopa vuelve a ser protagonista de la escena artística mundial, pero esta vez ya no como parte de una obra de arte, sino como instrumento utilizado para atacar obras maestras de la pintura. Todo esto ante el estupor y sorpresa tanto de los empleados de los museos como del público en general.

 

Estas acciones, realizadas por jóvenes activistas ecologistas, han causado el rechazo de la opinión pública. Pero también han logrado gran atención mediática, su objetivo principal.

 

Si bien los activistas aducen que no se producen daños a las pinturas porque estas se encuentran protegidas por cristales, los marcos (algunos de ellos obras de arte en sí) se encuentran expuestos a posibles daños, sobretodo si alguien aplica pegamento instantáneo sobre ellos. 

 

Esta es una forma bastante burda y arriesgada de tratar de comparar el posible daño a una obra de arte con el daño al frágil equilibrio natural de nuestro planeta a través del uso extensivo del petróleo.

 

Es indudable que solo se puede frenar el calentamiento global con el cambio de la matriz energética y el abandono de la economía del petróleo, pero es inviable adoptar esta medida de forma radical e inmediata sin consecuencias en detrimento de la calidad de vida y del funcionamiento de las sociedades.

 

Estos ataques irán perdiendo su efecto conforme se vayan multiplicando y convirtiendo, de alguna manera, en rutina. El peligro radica en que tendrán que ser cada vez más extremos para seguir llamando la atención.

 

Por otra parte, es contradictorio que para salvar al planeta se atente justamente contra el patrimonio artístico y cultural de la humanidad, que, al fin y al cabo, es lo que nos define como seres humanos y es el legado que perdurará para futuras generaciones.

 

En cuanto a la sopa de tomate enlatada (que no es precisamente uno de mis platillos favoritos), prefiero disfrutarla antes como parte de una obra artística a que sea utilizada atentando en contra de ella.FK


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