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La última milla

Foto: Plataforma eléctrica MEB en VW ID.Buzz    Créditos: Volkswagen AG

La última milla

Los expertos coinciden en señalar que, en comparación al comercio tradicional, el comercio electrónico multiplica sus emisiones en la última milla.

Todo comenzó con la llegada de internet y su masificación a través del uso de diferentes dispositivos, principalmente de los llamados teléfonos inteligentes. 

 

El comercio electrónico ha venido ganando espacio en forma cada vez más acelerada durante los últimos años. Fechas como el black friday en EEUU o el día del soltero en China han contribuido, a través de sus grandes rebajas, a ese crecimiento a nivel mundial. 

 

Finalmente, este tipo de comercio se ha visto impulsado significativamente a consecuencia de la llegada del Covid19 y de las medidas restrictivas dirigidas a frenar la ola de contagios.

 

Una de las consecuencias más evidentes de este fenómeno es la expansión de gigantes globales como Amazon o Alibaba, cuyos sistemas logísticos ultra eficientes pueden asegurar incluso la entrega de un pedido en menos de un día, abarcando una amplia gama de productos. Todo esto, sin embargo, en detrimento de los pequeños negocios locales basados en la atención personalizada de vecinos cercanos, ya que muchos de ellos se han visto obligados a cerrar durante la pandemia.

 

Detrás de esta expansión se esconde una inmensa red logística apoyada en el desplazamiento de grandes flotas de vehículos que incrementan el tráfico y el nivel de emisiones en los centros urbanos, incluyendo al dióxido de carbono (CO2), uno de los principales gases que producen el efecto de invernadero y que contribuyen, por lo tanto, al calentamiento global.

 

Este impacto no solo se da por el incremento en las compras en línea sino por el gran volumen de productos que son devueltos por diversas razones, ya que estos hacen doble viaje sin que el cliente concrete la compra.

 

Los expertos coinciden en señalar que, en comparación al comercio tradicional, el comercio electrónico multiplica sus emisiones en la última milla, es decir, el trayecto entre el centro de distribución y los diferentes hogares donde se encuentras los usuarios finales.

 

Conscientes de esto, las grandes empresas están cambiando sus flotas actuales por vehículos eléctricos que en un futuro no muy lejano incluso podrían ser totalmente autónomos.

 

En cuanto a infraestructura, también se están implementando estaciones de recojo automatizadas, a las que el usuario final accede fácilmente desde casa, ya sea a pie o en bicicleta contribuyendo de esta manera a la reducción de emisiones.

 

Por diversos factores como la amplia oferta de productos, la facilidad de comparar precios o la comodidad de comprar desde casa a través de un clic, el comercio electrónico seguirá creciendo, así como la importancia de la última milla.FK


BgD


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Comentarios

Unknown dijo…
Excelente opción para los camiones de reparto en latinoamerica. Menos polución y deja en un segundo plano el control de consumo de diésel.las baterías aumentan la estabilidad cuando el furgón es alto.