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Cargando la batería

Foto: Porsche Taycan     Créditos: Dr. Ing. h.c. F. Porsche AG

Cargando la batería

La decisión de China de electrificar su parque automotor se debe a un razonamiento pragmático antes que a razones ambientales.

El automóvil eléctrico, visto por algunos como símbolo de la modernidad y medio de transporte del futuro, tiene todavía dificultades para establecerse masivamente y es actualmente un producto de nicho cuya participación en el mercado mundial debería ir en aumento en los próximos años.
 
Los tres principales mercados a nivel mundial presentan diferentes evoluciones debido también a sus diferentes características propias.
 
A la cabeza va China, actualmente el mayor mercado automotriz a nivel mundial y con la mayor participación de vehículos eléctricos.
 
Aparentemente, debido a razones ambientales y para reducir el altísimo nivel de emisiones en sus grandes metrópolis, el gobierno chino decidió poner en marcha un plan para electrificar su parque automotor.
 
La verdad es que hay otros factores que influyeron en esa decisión, ya que la mayor parte de esa contaminación viene de las diversas industrias, las calefacciones de las viviendas e, irónicamente, de la generación de electricidad a partir del carbón. 
 
La decisión obedece más a un razonamiento tan pragmático como que es muy difícil alcanzar tecnológicamente a una industria que tienen más de cien años optimizando el motor de combustión interna. En cambio, con el motor eléctrico y las baterías todos partieron prácticamente de cero. 
 
Estados unidos, cuna de las start-up y del más conocido fabricante de autos eléctricos cuya sede principal se encuentra ahora en Texas, también tiene al auto eléctrico como un producto de nicho. Si bien la cotización en la bolsa señala a Tesla como la compañía automotriz más valiosa del mundo, este valor se atribuye más a especulaciones y apuestas sobre el futuro. La hora de la verdad vendrá cuando tenga que abastecer a un mayor mercado a escala global. 
 
En Europa las opiniones están divididas pero la mayoría de países tiene una fecha límite a partir de la cual sólo se podrá vender vehículos nuevos libres de emisiones. 
 
Las principales dificultades en Europa no son exclusivas del producto en sí sino de la falta de infraestructura a su alrededor, lo que no termina de convencer a los compradores.
 
Para lograr un cambio significativo en la calidad del aire y la reducción de gases de efecto invernadero a partir del uso masivo de vehículos eléctricos, es necesario crear toda la infraestructura a su alrededor. Comenzando por una forma limpia de generar la energía eléctrica, la implementación masiva de centros de carga, la instalación de sistemas para aprovechar al auto en el suministro de energía en los hogares y, por último, el reciclaje de sus componentes, principalmente las baterías.FK



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