Foto: Nueva York (EEUU).   Créditos: Franko Klinge

Arquitecto urbanista

Poco a poco los paisajes urbanos fueron cambiando, en su mayoría reduciendo o hasta reemplazando las áreas verdes en favor del concreto o asfalto.

Estamos tan acostumbrados que apenas lo notamos. Pero basta con observar a nuestro alrededor la red de avenidas, calles, caminos e infraestructura para estacionamientos, para darnos cuenta. El automóvil juega un rol determinante en el diseño y evolución de las ciudades. Tan es así que nosotros, los habitantes de esas ciudades, pasamos muchas veces a un segundo plano.
 
Este privilegio no fue inmediato, sino que ha ido creciendo conforme el automóvil se convertía en un producto masivo y las ciudades se convertían en focos de desarrollo, concentrando a la mayoría de la población.
 
Poco a poco los paisajes urbanos fueron cambiando, en su mayoría reduciendo o hasta reemplazando las áreas verdes en favor del concreto o asfalto.
 
Lima es un ejemplo claro de cómo se ha producido este cambio y también es un caso particular donde se ha pretendido solucionar los problemas de calidad de vida a través de la implementación continua de infraestructura vial, en un intento infructuoso de ordenar el caótico tránsito vehicular, convirtiéndose en una ciudad gris. 
 
A nivel mundial esta tendencia podría cambiar en el futuro cercano ya que últimamente se han dado varias medidas que favorecen o favorecerán a la pérdida de ese privilegio gozado por tantas décadas por el automóvil.
 
Así tenemos ejemplos como Ámsterdam o Copenhague, ciudades que favorecen el transporte en bicicleta, dándole la prioridad en cuanto a infraestructura como ciclovías y estacionamientos, sobretodo dentro de la red de transporte público (estaciones de tren y bus).
 
Por otro lado, existen medidas a consecuencia de la polución como son el restringir el tránsito a vehículos con motores de combustión interna en los centros de las ciudades e incluso convirtiendo estas zonas en exclusivamente peatonales.
 
La masificación del automóvil 100% autónomo marcará un hito en este rol de arquitecto urbanista puesto que mucha gente optará por sistemas de transporte compartido en lugar del auto propio. Como consecuencia se reducirá el número total de vehículos, así como el de estacionamientos e incluso el ancho de las vías puesto que habrá menor circulación. Todo esto favorecerá al aumento de áreas verdes o recreativas y a la priorización de su uso por parte de ciclistas y peatones, incrementando la calidad de vida de los ciudadanos.
 
Es un proceso largo y complejo, pero ya se inició hace buen tiempo y seguirá inexorablemente adelante.FK

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